¿Quieres correr para aumentar tu capacidad aeróbica, fortalecer los músculos de tu cuerpo y mejorar el nivel de circulación sanguínea?; entonces tómate unos instantes para conocer las recomendaciones que te ofrecemos a lo largo de la lectura de este post y así disminuirás los riesgos de adquirir ciertas enfermedades.
¿Qué se entiende por correr?
Correr es sencillamente desplazarte rápidamente con pasos largos; una actividad también identificada como running, jogging o footing, durante la cual se mantiene una actividad continua de pies y piernas, mientras se avanza a una velocidad mayor que la empleada para andar.
Beneficios de correr
Al correr no solo acondicionas físicamente tu cuerpo, también mejoras tu condición mental, además de muchos otros beneficios tales como los siguientes:
- Es una actividad usualmente realizada al aire libre, permitiendo oxigenar los pulmones, disfrutar del panorama y mantenerse en contacto directo con la naturaleza.
- Tu cuerpo se mantiene en forma y acondicionas todos sus músculos.
- Tonificas y fortaleces tus articulaciones.
- Disminuyes el riesgo de contraer algunos tipos de enfermedades.
- Te mantienes en forma, conservando un peso ideal.
- Incrementas tu bienestar emocional y disminuyes el estrés.
- Generas endorfinas que favorecen el funcionamiento de tu organismo.
- Fortaleces el desarrollo y sano crecimiento de tus huesos.
En general, al correr haces trabajar muchos músculos, especialmente los de la parte inferior de tu cuerpo. Por otro lado, se fortalece tu torso y brazos, que te ayudan a obtener el impulso necesario para avanzar.
¿Cómo empezar a correr?
Correr, además de ser una actividad placentera, mantendrá en perfectas condiciones todo tu organismo por lo que para que reduzcas el riesgo de sufrir lesiones y alcanzar los objetivos que te has establecido te dejamos las siguientes recomendaciones:
- Nunca comiences corriendo 30 minutos seguidos si no estás acostumbrado a realizar esta actividad; lo recomendable es que sigas el método CACO, basado en la alternación de intervalos de caminata seguidos de carrera.
- Corre manteniendo un ritmo que te permita hablar, lo que te servirá como pulsómetro para que sostengas una velocidad adecuada sin afectar tu salud.
- Utiliza las zapatillas adecuadas para correr; las cuales te brinden comodidad, no ocasionen lesiones a nivel de tus pies y te permitan aprovechar al máximo tu rendimiento durante este ejercicio. Deben ser flexibles, con buena amortiguación, adecuadas para césped, tierra o asfalto y adaptarse a tu tipo de pisada.
- Programa tus tiempos de descanso a fin de que tu cuerpo se recupere durante los entrenamientos, evitando de esta manera el sobreesfuerzo pueda generar lesiones perjudiciales para tu organismo y que lleven a que abandones la actividad.
- Mantente alerta sobre cómo te sientes físicamente a medida que corres; especialmente si sientes dolor en alguna parte de tu organismo para atender esta condición de forma oportuna, evitando que se convierta en una lesión permanente.
- La forma en que corres y la presión que generas sobre tus tobillos dependerá si lo haces sobre asfalto, caminos rurales o de montaña; por lo que se sugiere que alternes estos tipos de superficies a fin de romper el patrón de movimientos durante tu entrenamiento.
- Utiliza diferentes técnicas que favorezcan tu carrera, evitando dar zancadas bruscas al correr, manteniendo los hombros y manos relajadas.
- Cuida tu alimentación, proporcionando a tu organismo vitaminas, minerales, carbohidratos, proteína y grasas en las raciones adecuadas para mantener la energía del cuerpo administrada de forma eficiente a través de cada rutina de carrera.
- Evita en la medida de lo posible las lesiones, para lo que debes acostumbrarte a calentar bien antes de correr, estirar tus músculos al finalizar la carrera e hidratarte adecuadamente durante todo el recorrido.
Recuerda que es oportuno consultar con un especialista antes de correr, en caso de que tengas una lesión articular previa, a fin de evitar que pueda empeorar.